CONTRATAPA
Este libro es como un bellísimo gusano que crece en un estercolero: la ondulación y la suavidad aterciopelada de su pensamiento, la risa contagiosa, la falta de vergüenza y de miedo le permite entrar en las capas más oscuras del fascismo contemporáneo, guiarnos en los lugares que más nos aterran, y sacar de allí algo con lo que construir un horizonte de vida colectiva. Suely Rolnik es una artista cuya materia es la pulsión. Una cultivadora de gusanos de seda de la izquierda bajo la piel. No se puede pedir más de una escritora: devenir-gusano, cartografiar el fango con la misma precisión con la que otro cartografiaría una mina de oro. Por ello, lector, entra con este gusano en el magma de la bestia y busca los gérmenes de vida que, aunque desconoces, te rodean, y que, con una torsión de la mirada, podrían ser tuyos –podrían ser tu propia vida–.
(Del prólogo de Paul B. Preciado).
FRAGMENTO
Si bien ya constituye un paso importante reconocer que no basta con resistir macropolíticamente al actual régimen, y que urge también e igualmente obrar para reapropiarse de la fuerza de creación y cooperación –es decir, actuar micropolíticamente–, reconocer esto racionalmente no asegura acciones eficaces en esta dirección. Sucede que la reapropiación del impulso de creación depende de que esta incida sobre las acciones del deseo, de modo tal de imprimirle su dirección y su modo de relación con el otro. Sin embargo, tales acciones tienden a chocar contra la barrera de la política de producción de la subjetividad y del deseo inherente al régimen vigente. Al igual que en cualquier otro régimen, es el modo de subjetivación que en él se produce lo que le imprime su consistencia existencial, sin la cual no se sostendría; uno no existe sin el otro. En el caso del nuevo pliegue del régimen colonial-capitalístico, el cafisheo de la pulsión vital nos impide reconocerla como nuestra, lo que hace que su reapropiación no sea tan obvia como lo pretendería nuestra vana razón.
AUTOR/A
Suely Rolnik nació en Brasil. Es psicoanalista, crítica cultural y curadora. Luego de ir presa en manos de la dictadura militar, se exilió en París entre 1970 y 1979. Allí estudió psicoanálisis y se diplomó en Filosofía, Ciencias Sociales y Psicología. En esa época comenzó su amistad con Deleuze, Guattari y Lygia Clark. Participó de la Clínica La Borde y en los movimientos que agitaron la psiquatría europea de los años 70. Es autora de Micropolítica. Cartografías del deseo junto a Félix Guattari.
ARTE DE TAPA
“La casa” de Paula Otegui. Diseño: Juan Pablo Fernández.