CONTRATAPA
En la investigación que está detrás de este trabajo, me propuse un objetivo doble. Por un lado, volver inteligible el conjunto de sucesos que dieron forma, sentido y cuerpo a la tumultuosa participación social de la población urbana y rural, sencilla y trabajadora en Bolivia. Es decir, me propuse escuchar y entender los ritmos del Pachakuti en la medida en la que se iban produciendo. Dignidad, autonomía y capacidad de cooperar, como notas fundamentales de una sinfonía in crescendo son los hilos que he rastreado en los pasos y caminos de cada cuerpo social movilizado.
También he buscado entender los contenidos y anhelos políticos sumergidos y no completamente explícitos, anidados en las más íntimas profundidades de las formas antiguas y modernas de organización de la vida social, que se volvieron intermitentemente visibles durante la ola de movilizaciones y levantamientos. Esos contenidos y esos anhelos son los que pueden ayudarnos a imaginar y producir un por-venir distinto y un presente aceptable. En tal sentido, he indagado en aquellos elementos que configuran el horizonte de deseo del cúmulo de acciones de lucha que se desplegaron en Bolivia entre 2000 y 2005.
FRAGMENTO
Esa vigorosa ola de capacidad social de intervenir en los asuntos públicos de múltiples y polifónicas maneras abrió un espacio-tiempo de Pachakuti; esto es, configuró una situación social de trastocamiento de lo que hasta entonces había sido admitido como normal y cotidiano: la prerrogativa de unos hombres y mujeres, de cierta condición social y adscripción étnica, a mandar y decidir sobre el destino y suerte de todos los demás; la facultad, admitida como legítima hasta entonces, de usufructuar y gestionar la riqueza social de manera depredadora, selectiva y, sobre todo, privada; es decir, sólo para beneficio de unos cuantos, de esos mismos que durante décadas se han regodeado en su capacidad de mando y en su díscola posibilidad de disfrute.
A partir de centenares de acciones colectivas de deliberación y toma de acuerdo, de organización y construcción de confianza recíproca, de lucha y defensa de lo que es común y que debiera ser gestionado y disfrutado también colectivamente, se produjeron diversas situaciones en las cuales, el antagonismo étnico y social que atraviesa y fragmenta a la sociedad boliviana se iluminó con la claridad que ofrecen los relámpagos en las noches obscuras1. La visibilización y rechazo crecientemente colectivo de los variados mecanismos de la dominación política y social que aseguran la capacidad ajena de explotación de la Pachamama y de sus hijos e hijas, habilitó la multitudinaria participación de miles y miles de hombres y mujeres, organizados en sus comunidades, en sus sindicatos, en sus juntas vecinales, en sus federaciones, confederaciones y coordinadoras, para trastocar y modificar ese conjunto de opresivas e injustas relaciones sociales. En esto consistió la apertura de una temporada de Pachakuti.
En la investigación que está detrás de este trabajo, me propuse un objetivo doble. Por un lado, volver inteligible el conjunto de sucesos que pautaron y dieron forma, sentido y cuerpo a la tumultuosa participación social de comunarios aymaras, de vecinos de El Alto y Cochabamba, de cocaleros del Chapare y, en general, de población urbana y rural sencilla y trabajadora en Bolivia. Es decir, me propuse escuchar y entender los ritmos del Pachakuti en la medida en la que se iban produciendo. Al hacerlo, encontré que a la base de cada una de las cadencias que pude percibir están la dignidad recuperada en las contundentes acciones de rechazo a lo injusto e inadmisible; la autonomía ejercida en la deliberación y en la ejecución de lo decidido, en la confrontación al poder instituido y en la pelea por la legitimidad de lo propio; y la capacidad de cooperar entre distintos en condiciones más o menos paritarias jamás exentas de tensión. Dignidad, autonomía y capacidad de cooperación, como notas fundamentales de una sinfonía in crescendo son los hilos que he rastreado en los pasos y caminos de cada cuerpo social movilizado.
AUTOR/A
Raquel Gutiérrez Aguilar es una matemática, filósofa, socióloga y activista mexicana. En la década de los 80 viajó a Bolivia donde se incorporó a la insurgencia de las comunidades aimaras y quechuas, articuladas con los movimientos sindicales. Participó en la fundación del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK).
ARTE DE TAPA
Carlos “Cucho” Fernández
Índice
Palabras previas, por el Colectivo Situaciones
Agradecimientos
Prefacio
Primera parte: Bolivia: levantamientos comunitarios y democratizaciones plebeyas
Capítulo I: La Guerra del Agua en Cochabamba: La multitud irrumpe en el espacio público desafiando el orden estatal
Capítulo II: Los bloqueos aymaras en La Paz: lo comunal como fuerza de movilización
Capítulo III: Chapare: territorios en disputa. Las luchas cocaleras entre 2000 y 2003
Segunda parte: 2003-2005: del colapso del gobierno al Pachakuti suspendido
Capítulo IV: 2003: política insurgente. El año rebelde
Capítulo V: El confuso 2004: reacomodos y "equilibrio catastrófico"
Capítulo VI: 2005: tensión creciente entre emancipación, autonomía, autogobierno y reconstitución estatal
Reflexiones finales
Anexo
Esbozo metodológico
Bibliografía