CONTRATAPA
No pretendo, ni por un solo momento, elaborar una teoría general de la liberación de las mujeres. Lo que busco es, simplemente, brindar pautas para lograr hacer un recuento de cómo nosotras hemos sido socialmente construidas de un determinado modo que en muchos aspectos nos llena de insatisfacción para que, a partir de ahí, vislumbremos la manera como producimos nuestra comprensión en el mundo –es decir, atisbemos en el universo de lo simbólico– y logremos ubicar para después desmontar, los dispositivos y configuraciones sociales de opresión, de impedimento hacia la libre disposición de nosotras mismas, que están también –y sobre todo– inscritas en nuestros cuerpos, grabadas en nuestra psique.
FRAGMENTO
Desandar el laberinto
Por Tinta Limón
Una vez Raquel nos contó que en la cárcel aprendió que decir “sí” no siempre significa lo mismo. Había detectado al menos cuatro variantes: “sí donde ya se sabe que es no”, “sí de que me lo voy a pensar”, “sí de que tengo que ver cómo siguen las cosas” y “sí de sí”. Esa diferenciación había sido dura: surgió de ensayos, fracasos y éxitos que costaron mucho al intentar organizar acciones colectivas, desde huelgas de hambre a pedidos de mayores visitas íntimas, entre las presas de Obrajes, en La Paz. Raquel estuvo allí desde 1992, cuando fue detenida y procesada por alzamiento armado y una decena más de cargos junto a otros y otras integrantes del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK). Había llegado a Bolivia pasados los veinte años, a fines del ’84: “Lo que sentíamos era que todo estaba por hacerse. Ese era el reto, la dificultad y la belleza. Una vez más: ¿qué hacer?, ¿cómo organizarse?, ¿cómo impulsar la revolución?”, nos dijo una vez en el DF. Antes, había tenido en México una militancia con los salvadoreños del FMLN en el exilio, mientras estudiaba filosofía y matemáticas. Pero fue de aquella experiencia en la cárcel donde parió su primer libro: ¡A desordenar! Por una historia abierta de la lucha social.
Apenas unos años después de ser liberada, toma fuerza, premura y empuje este otro libro que aquí presentamos: Desandar el laberinto. Introspección en la feminidad contemporánea. Escrito en 1999, se trata de un texto liminal, de frontera. Al borde del siglo nuevo y de la inminencia de una época intensamente movilizada en Bolivia. Al borde de la libertad y de la razón, en los resquicios de una comunidad que se deshace y otra que se está preparando. En la línea entre lo que se rompe y aquello de lo que apenas se tiene visiones fugaces. Este libro, sin embargo, está ya más allá del encierro y el desorden, pero para ir a fondo con otra fórmula para esos mismos problemas: ¿qué sería volver a recorrer, como se deshace una madeja de lana, el laberinto de la subjetividad femenina? ¿Por qué después de la comunidad de mujeres vivida en la cárcel, de una fusión amorosa, y de un grupo político reducido y de confianza, se está aún en medio del laberinto?
Esa maraña aparece en estas páginas como un ejercicio, a la vez gozoso y a la vez dolido, del más generoso don (una palabra con una fuerza de atracción recurrente) en el que se pone al desnudo lo que se sabe, lo que se siente y lo que se cuentan las mujeres a sí mismas y entre sí para entender la captura del cuerpo y la economía política del sexo, la institución matrimonial y las exigencias y moralidades sociales, la lógica de los intercambios y el avance del capital sobre terrenos más y más extensos.
Del laberinto se puede salir de muchas maneras. Desandarlo es otra cosa. “No pretendo, ni por un solo momento, elaborar una teoría general de la liberación de las mujeres”, advierte Raquel. Pero traza andariveles, y en medio de ellos se puede bracear y tomar aire. El primero conduce a una pregunta: cómo experimentar la “disposición de sí” para desmontar los bloqueos e inhibiciones que se organizan como un malestar intangible y pegajoso. Luego, advertencias: por qué tendemos a dudar de nosotras, de lo que queremos hacer para “atrincherarnos en una apatía vital”. Y más a fondo: las cosas se pondrán peor cuanto más “perseveramos en la afirmación de una elección vital, en la seguridad de una intuición íntima”. El recorrido es largo (con mojones que van de Marx a Simone de Beauvoir, de Badinter a Illouz, de Bourdieu a Varela y Maturana) pero el oleaje logra un ritmo: la construcción de autonomía es lo único que horada, como el agua, al laberinto desde abajo.
AUTOR/A
Raquel Gutiérrez Aguilar es una matemática, filósofa, socióloga y activista mexicana. En la década de los 80 viajó a Bolivia donde se incorporó a la insurgencia de las comunidades aimaras y quechuas, articuladas con los movimientos sindicales. Participó en la fundación del Ejército Guerrillero Tupac Katari (EGTK).
Índice
Desandar el laberinto | 5
Prólogo a la edición mexicana | 11
Palabras a la segunda edición | 15
Palabras preliminares | 21
1. Nosotras, hoy | 25
En el laberinto de la dominación masculina | 26
Buscando hilos | 45
2. La dimensión material de la dominación masculina contemporánea | 85
La familia como unidad productiva y reproductiva subsumida al capital y el matrimonio como institución regulatoria de los intercambios emocionales | 86
3. La dimensión simbólica
de la dominación masculina | 149
El espacio simbólico: comprender objetivamente la realidad de una manera subjetiva | 150
Epílogo | 223